Se me escapa el bondi de "Fate" en plena calle incógnita para mi mapa mental. Me subo y el viaje típico de mis días se torna traumante cuando meto la mano en el bolsillo y no encuentro monedas de ninguna índole, ni siquiera un mísero papel; de repente el marcador del boleto empieza a aumentar la tarifa, mi desesperación se torna ansiosa y ni me alcanzan las manos para buscar monedas en más lugares cuando las encuentro, como magia de la nada, se caen todas desperramadas de la calle 20 a la 21, sin que yo pudiera llegar a descubrir cual agujero móvil había hecho que eso me pasara a mí una tortura particular y muy peculiar.
Creo haber llegado a casa y tiradome una siestita, para sorpresa mía vuelvo a despertar con la vista puesta en dos personas particulares, que creo apreciar, sentadas cariñosamente en la cama frente a la mía. Ella hablaba conmigo como una amiga de toda la vida y él, calladísimo como siempre me lo imagino en su trato con los íntimos, para sorpresa mía, ésta chica cuál no llego a poder descifrar (ya que no puedo determinar si la quiero o que sinceramente no la soporto), me agarra de la mano y me lleva a un cuarto a aparte y le comienzo a preguntar que si que onda con él? "Y... algo hay..." recuerdo que me dijo, al rato estabamos las dos cepillandonos los dientes, ríendonos a carcajas limpias *cuek*. No sé porque tanta buena onda, ya que donaría una axila por estar con alguien como él.
Flash, se me estaban yendo y por su saludo supuse que nos volveríamos a ver.
Creo que debería aflojar con programa interactivos, con gente copada y con dosis de esas pavadas mágicas, que el querido ratón me transmite.
Quiero soñar cosas normales.